domingo, 4 de marzo de 2012

Decálogo del jefe prudente

"El ahorro de coste no lleva a la eficiencia, pero la eficiencia lleva al ahorro de costes". La frase no es mía, pero la suscribo totalmente. La frase es de Beatriz Muñoz-Seca, profesora del IESE. Se la oí pronunciar la semana pasada en el transcurso de una de las sesiones del Programa de Gestión para Nuevos Cargos, organizado por el Center for Public Leadership and Government, que dirige el profesor José Ramón Pin.

La tesis de la profesora Muñoz-Seca es que en estos momentos en los que los recursos son escasos y es necesario gestionarlos con austeridad, lo primero que hay que hacer no es recortar costes, sea como sea, sino analizar la situación y tomar las decisiones de ajuste donde sean más necesarias y menos traumáticas sin perder de vista la viabilidad del negocio a largo plazo.

De las reflexiones que compartió Beatriz Muñoz-Seca con el grupo de participante en dicho programa, y de otros apuntes de mi cosecha, he elaborado un decálogo que puede servir para gestionar el negocio con prudencia.

1. Analiza cuál es tu negocio. De dónde vienen tus ingresos. Cuál es la actividad principal que debe centrar tu atención principal.
2. Qué quieres hacer y dónde quieres estar en el futuro. Ya se ha dicho muchas veces que cuando no sabes dónde ir cualquier camino es bueno.
3. Analiza tus productos y servicio y no fabriques ni ofrezcas lo que tú no comprarías. Aquí tienes que ser un poco crítico.
4. Analiza tus recursos disponibles, técnicos, económicos y humanos. ¿Puedes hacer lo que quieres con lo que tienes?
5. Crear equipos, no grupos de personas. Un grupo de personas normales puede convertirse en un equipo excelente Pero, recuerda: "puede", no necesariamente lo va a hacer porque tú lo digas.
6. Pide un poco más a tu equipo. Todos podemos hacer siempre un poco más. Pero, no pongas metas inalcanzables. Eso desmotiva y baja el rendimiento.
7. Reparte la carga de trabajo con equidad. No des más trabajo a ese que siempre lo hace bien y rápido.
8. Defiende a tu equipo. La gente se deja la piel por el jefe (o jefa) que se deja la piel por ellos.
9. Gestiona el salario emocional con generosidad y prudencia. A todos nos gusta que nos reconozcan nuestro trabajo, pero recuerda que no sólo se vive de palmaditas en la espalda. El salario emocional también tienen un límite.
10. Se humilde. Detrás de tus medallas hay personas que las han hecho posible. Da a tu equipo su cuota parte de protagonismo y piensa donde estarías sin ellos.

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