domingo, 19 de febrero de 2012

La Constitución de Cádiz cobra actualidad en la situación económica actual

El 19 de marzo de 1812 las Cortes Generales reunidas en Cádiz promulgaron la Constitución Política de la Monarquía Española. En estos días celebramos el 200 aniversario de la primera constitución española que tuvo una vigencia de apenas dos años. En su artículo 13 la Carta Magna decía: "El objeto del Gobierno es la felicidad de la Nación, puesto que el fin de toda sociedad política no es otro que el bienestar de los individuos que la componen".

A pesar de haber transcurrido dos siglos el artículo citado parecería haberse escrito ayer. Precisamente el tema de la felicidad en el trabajo es un tema de gran actualidad que ya fue tratado en profundidad en el 45º Congreso de Aedipe, celebrado en La Coruña en junio de 2010, y que tuvo por lema "Felicidad en el trabajo: Clave de la competitividad y la sostenibilidad". El tema de la facilidad sigue siendo objeto de atención en libros y eventos de todo tipo.

También alude el citado artículo de "La Pepa" al bienestar como fin de toda sociedad política. El tema es de total actualidad en unos momentos en los que el Estado del Bienestar está es cuestión. La crisis económica internacional y una desacertada gestión de la misma, unida a un gasto público descontrolado llevado a cabo por las administraciones autonómicas y locales, han desembocado en una situación muy delicada.

Mantener un alto nivel de bienestar social es caro y sólo se puede financiar con una correcta gestión de los recursos públicos obtenidos de los impuestos directos e indirectos. La situación actual es insostenible. No queda más remedio que restringir el gasto público y llevar a cabo reformas que en todo caso eran necesarias para lograr un mejor funcionamiento del sistema, las instituciones y los mercados. Las medidas adoptadas por el Gobierno en materia financiera y laboral se orientan en ese sentido, pero no serán eficaces si no se reactiva la actividad económica y el consumo.

En estos momentos es necesaria la colaboración de todos los agentes económicos para repartir de la forma más equitativa posible el esfuerzo que tiene que hacer el país. También es urgente una recuperación de los valores de honradez y esfuerzo que más de un político ha dejado aparcados en beneficio propio. Pero no olvidemos que el esfuerzo colectivo es el resultado de la suma de cada esfuerzo individual. La lucha contra el fraude y la ineficacia empieza en la conciencia de cada uno de los ciudadanos. La propia Constitución de Cádiz ya decía, en su artículo 6, que una de las obligaciones de los españoles era ser "justos y benéficos".

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