jueves, 30 de julio de 2009

España pone en órbita dos nanosatélites


Ayer tuve ocasión de asistir al lanzamiento de dos nenosatélites españoles, el Nanosat 1B y el Deimos 1. Ambos fueron lanzados con éxito desde un lanzador ruso Dnieper --un misil balístico reconvertido SS18 Satán, según la denominación OTAN-, situado en la base de Baikonur, en Kazajstán, a las 20 horas 45 minutos, hora española. Las cerca de 300 personas que tuvimos el honor de asistir a este acontecimiento contemplamos con emoción y expectación la salida del misil (primera fase crítica del lanzamiento) y después la puesta en órbita de los nanosatélites (segunda fase crítica). Actualmente ya están ambos en órbita dando una vuelta completa a la Tierra cada 90 minutos.

El Nanosat 1B es un nanosatélite (pesa menos de 20 kilos) que tomará el relevo del Nanosat 01, lanzado en 2004 y cuyo período de vida útil está a punto de concluir. Para ello se ha situado en la misma órbita polar, a 650 kilómetros de altura, lo que le permitirá cubrir todo el planeta para enlazar con estaciones científicas, igual que ha venido haciendo su predecesor. Se trata de un proyecto desarrollado íntegramente en España por el Instituto Nacionald e Técnica Aeroespacial (INTA) en colaboración con dos empresas privadas y 5 universidades, entre las que destacan la de Sevilla y la Politécnica de Catalunya.

Como satélite de telecomunicaciones, probará un transmisor-receptor en 'banda S' con el objetivo de disponer para futuros micro y nanosatélites de un transmisor-receptor de altas prestaciones y bajo coste, basado en las últimas tecnologías de dispositivos electrónicos. Igualmente, llevará a bordo otros dos experimentos: 'Las Dos Torres', un detector de protones de alta energía y un sensor solar de última generación.

El Deimos-1 es el primer satélite privado para la observación de la Tierra. El astronauta Pedro Duque, director general de la empresa que dirige el proyecto, Deimos Imaging, anunció que será capaz de determinar dónde y cuándo las zonas de cultivos necesitan fertilizantes, qué cantidad de agua precisan las plantas, dónde hay vertidos contaminantes o las áreas afectadas por un incendio. Este satélite vigilará la Tierra para mejorar la gestión de los recursos agrícolas, aunque su abanico de posibilidades abarca muchas otras áreas, como la localización de naves en el mar. Se espera que envíe sus primeras capturas en el mes de agosto.

El acto estuvo presidido por Constantino Méndez, Secretario de Estado de Defensa y presidente del INTA, y una nutrida representación de los equipos de trabajo que han desarrollado este proyecto. Se echó de menos mayor nivel en la representación institucional. La presencia de un ministro o un mensaje del presidente del Gobierno habrían supuesto un espaldarazo a los proyectos aeroespaciales españoles y al trabajo de las industria que trabaja en su entorno. La ciencia es una fuente de conocimiento, una báse sólida sobre la que edificar el desarrollo de una sociedad y un vivero de empleos y riqueza.

Ahora que estamos viendo cómo las industrias tradicionales están siendo golpeadas por la crisis la tecnología, en general, y la industria aeroespacial, en particular, debería centrar la atención de los poderes públicos. Este es uno de los lugares donde hay que poner recursos, porque son rentables, porque crean empleo cualificado y porque nos permiten establecer relaciones de primer nivel con los países más avanzados. Sería bueno que las autoridades empezaran a tomar decisiones con perspectivas de futuro en vez de centrarse en el corto plazo, en el gasto corriente y en el retorno electoral. La ciencia es el futuro y no puede quedarse en los documentales de divulgación. Hay mimbres para conseguirlo, faltan recursos y voluntad política.

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