martes, 22 de septiembre de 2009

Crecen las demandas en entrada en el Ejército, ¿vocación o necesidad?

Hace unos días el Faro de Vigo se hacía eco de un dato significativo. Las peticiones de ingreso en el ejército se han incrementado en lo que va de año un 74 por ciento, sobre la cantidad de personas que solicitaban el ingreso hace dos años. Desde que se optó por el modelo de Fuerzas Armadas profesionales el ejército siempre ha convocado más plazas de las que finalmente ha podido cubrir. Hasta el punto que ha dado entrada a ciudadanos procedentes de otros países. Ahora la crisis hace que los jóvenes se planteen la entrada en el ejército como una alternativa de empleo. Que siemrpre había existido, pero que nunca se habían planteado.

En el ejército español se da una curiosa dicotomía. Por una parte está la tropa, las personas que piden su ingreso para entrar como soldados. Se trata, en la mayoría de los casos, de personas de cualificación media baja y sin una gran vocación militar, salvo excepciones. Por otra parte está os oficiales, la élite de las Fuerzas Armadas. Personas que han desarrollado su carrera militar a base de superar cursos de formación, muchos de ellos con carreras univesitarias, y con una formación media alta o muy alta, en muchas ocasiones.

Hace unos días tuve ocasión de impartir una conferencia sobre Comunicación Interna en el Curso de Estado Mayor de la Escuela Superior de las Fuerzas Armadas. La ocasión me permiió tomar contacto con algunos de los oficiales que están a la cabeza del Ejército y la Guardia Civil españoles. Se trata de personas muy bien formadas, con una gran sensibilidad hacia las técnicas y herramientas de gestión de personas y con las mismas inquietudes y expectativas de cualquier otra persona que trabaje en organizaciones de la vida civil.

Creo que el Ejército ha logrado ya el pleno reconocimiento de la ciudadanía. Se ha desecho, por méritos propios, de esa mala imagen que tenía hace años. Pero, debe seguir afianzando su in¡mbricación en el tejido social. La gran formación de los oficiales y la integración de personas de toda procedencia en la tropa pueden ayudar a que eso sea así. El Ejército no es una ONG, au nque algunos quieran equipararlo a la Cruz Roja, Está para cumplir una misión que le reserva la Constitución. Cuando ha tenido que desarrollar misiones en extranjero lo ha hecho con solvencia y los militares españoles que están trabajando en la OTAN y otros organismos internacionales lo hacen a la misma altura que cualquier colega de los países más desarrollados. Conozco a alguno de ellos y puedo dar fe de lo que digo.

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